Comienza otro día de navegación al sol, siguimos recorriendo una interminable laguna por una carretera de agua totalmente rectilínea que no tiene ningún aliciente y sin vista lateral salvo en determinados puntos que los taludes laterales están un poco derruidos y dejan ver hacia el otro lado, sin aumentar en demasía la distracción.
Entre esta el anterior tal vez son más de 40 km de laguna.
Una recta perfecta a proa y a popa.
Ya navegando por el Petit Rhone, que es el brazo que une el final del canal de Sete al Rhone.
Vista de la ciudad de Arles desde el Río.
Finalmente como en Arles no encontré un Amarre para el Avore me volví al Petit Rhone a fondear para pasar la noche.
Hoy, aún que aburrido hemos podido hacer una singladura de 45 millas parte de ella en la buena dirección, acercándonos a París.
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